Ir al contenido principal

Boliche de Roberto

 

En el barrio de Almagro, en un solar ubicado sobre Bulnes casi Cangallo, se encuentra el Boliche de Roberto. Allí me acerqué arrastrando el dolor de ser desairado por la mujer que amaba. Ingresé dándole la espalda al comienzo de una leve garúa. Enclavado en la cintura sentí el recodo de mi cuchillo, por si acaso, tal vez no fuera el único en conducir tan ansioso metal. Con un golpe de vista al ambiente me abrí paso. Sobre unos estantes yacían botellas envueltas en polvo y tiempo. Un poco más arriba, el techo abovedado color rojizo; mi cielo durante largas noches.

Me instalé en una mesa chiquita, ubicada hacia el fondo del local. Acodado contra el respaldo de la silla me aferré a un trago de mueca amarga mientras se devanaba en el aire una voz y una guitarra. Cierto tango o milonga propiciaban la detención del tiempo, adormeciendo mi pena. Bebí otro trago y uno más. Brotó un pensamiento tenaz: ir a buscarla a la casa para echarle las profusas sombras de mis inviernos en su ser. Entreví que me seguían con la mirada y creí también escuchar que una voz grave murmuraba mi nombre. Sin soltar el vaso me comprobé tranquilo pero dolido. Concluí el líquido caliente sin apurar ni exagerar movimientos ni ademanes. Fui al baño con el ligero temor que me siguieran. Salí sin sobresaltos y me acerqué a pedir un último trago. Tras la barra del mostrador choqué con el copioso espejo. Se reflejó un cabello ralo y canoso sobre un cuerpo tan frágil como empecinado en encorvarse. Era la señal inequívoca para retirarme.

Apronté la salida entregando pasos cortos por la vereda resbalosa. Dobló un fulmine tranvía en dirección al sur. También observé que uno o dos edificios desaparecieron, como siempre sucedía. A pesar de ello recordé que la mujer que amaba ya estaba muerta y me abandonó hace cuarenta años.

Comentarios

  1. Muy bueno me gusta.. mucho sentimiento

    ResponderEliminar
  2. Brillante. "Era la señal inequívoca para retirarme." De una profundidad de sentir humano enorme. Un dolor que se arrastra hasta la muerte. Mismo brillante Nico

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno! Sugerente! Felicitaciones!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Acuario

          Jamás olvidaré esa mañana que, envuelto en aire frenético, decidí vaciar el placard de mi habitación. Por entonces salía poco y qué sentido tanta ropa. Terminó ovillada en bolsas de consorcio negras que ubiqué en un rincón del living. Procedí luego a quitar estantes, barrales y accesorios. Le di tres manos de pintura celeste para piscina a las paredes y al piso que recubrí de tierra, piedras y plantas oxigenadoras. Ambientación con dibujos de caracolas y otros motivos marinos en los laterales y el fondo. Por último, eliminé las puertas, colocando un vidrio biselado adherido con silicona. En la parte superior dejé una abertura por donde ingresar agua, alimentos, tal vez acariciarlo. La espuma de sueños se zambulló como un reguero en esa caverna hendida y bien sellada.      Las primeras horas, los primeros días, lo observaba desde la cama y me hundía en horas entretenidas. Puede quedarse inmóvil durante horas. Adoraba su sigilo prolongado. De repente se iza por el agua y gra

Pelopincho

        En el fondo de casa armamos la pileta para mi cumple de mañana, dijo Thilo emocionado y abriendo grande los ojos agregó: la Pelopincho, la que tiene un montón de hierros atravesados. Para tal emprendimiento fue necesaria la ayuda de una ingeniera catalana admiradora de Gaudí.      Al día siguiente, el verano caluroso de Buenos Aires no tardó en posicionarse, a la vez que iban llegando los invitados con la malla puesta y el deseo urgente.      Los primeros en zambullirse fueron los amigos de fútbol y de la escuela. Enseguida se metió la tía con sus gemelas, un narigón vestido de jardinero que baila en la murga del barrio, la vecina que trabaja en una juguetería, un león flaco demasiado travieso, dos nubes cargadas de algodón que volaban bajito, un delfín de siete colores, una mano cabal aferrada a un tejo playero, el alba del día anterior que nadie había olvidado, uno con la camiseta de Chacarita... De pronto un señor bigotudo se sumergió con patas de rana y escafandra.

Obelisco

       Esa abrumadora madrugada, un denso banco de niebla aplastó Buenos Aires. Durante tres días se mantuvo inalterable. La visibilidad era de apenas un metro de distancia. Suspendieron todas las actividades sociales y la autopista fue cerrada.      Al cuarto día la niebla, patinando por el Riachuelo rumbo al sur, comenzó a disiparse.  Lentamente la ciudad fue recuperando su dulzón y frenético ritmo. Cerca del mediodía recorrió por las calles un rumor aberrante: "Se afanaron el Obelisco". Todos prendieron el televisor para mirar la noticia que estallaba boca a boca. Muchos fuimos hasta el centro para comprobarlo in situ . Nadie podía creer la dolorosa ausencia que se veía. Lo arrancaron de cuajo. La concha de su madre quedó enclavada en el pavimento junto al recodo de una fisura honda con final incierto. No fueron pocos caballeros a los que se les escapó una pudorosa lágrima que pretendieron disimular refregando la manga del saco sobre el rostro.    Surgieron de inmedi