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Mostrando entradas de mayo, 2023

Tienda Arteta

  — ¿Qué pasó con mamá, Mari? Apenas me avisaste vine rajando. — Nada boluda, se despertó de la siesta hablando incoherencias y quiso salir a la calle en corpiño y bombacha. Tenía la mirada fuera de foco y una sonrisa extraña, casi libidinosa. La frené como pude, le hice un té y de a poco se calmó. Ahora está en el baño. — Uh, menos mal amiga, mirá si agarraba la Pelle en pelotas... Falta una semana para la fiesta del caballo... hubiera sido el bocadillo sucio de todo el pueblo. Fumemos un pucho y pensemos que hacer cuando salga del baño. — Ahí viene. ¿Mamá qué te pasó? Vení, sentate en tu silloncito y nos contas. ‹‹ Estoy nada bien. Ya hace mucho que un hombre no me mira. Al casarme con tu padre no me di cuenta pero pronto sí entendí que había traicionado las enseñanzas de nuestro querido potro: prefirió morir ahogado antes que vivir prisionero. Cuando yo trabajaba en tienda Arteta * era libre y feliz... era deseada. Con la vestimenta de trabajo puesta ya me transformaba. Todas

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                   Fueron llegando raudas desde el Riachuelo a nado o subidas unas encima de otras. Alcanzaron con fervor avenida Corrientes. El obelisco trepado por dentro y por fuera. Comían lo que se les cruzaba: vinilos de Pugliese, ediciones cosidas de Mujica Láinez o papelitos arrojados al aire en la Bombonera. Chillidos atronadores rebotan, todavía, sobre el asfalto.      Me refugié, como todos. Fui del living a la cocina por alimentos. En eso sentí rasguidos tras la alacena. Cerré la puerta y corrí espantado hacia mi habitación, donde aún continúo encerrado. Mucho más no podré resistir; solo me queda un trocito de queso.