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Mostrando entradas de marzo, 2020

Tema: La Escuela.

Apenas volvimos del recreo la señorita me hizo pasar al frente. Debía leer mi narración. Comencé a sudar mientras sacaba el bollo de papel donde hacía recién, en un rincón del patio, había escrito entre llantos y apuros. Las miradas burlonas de mis compañeros y la impávida de la maestra, se posaron en mi. Inicié la lectura: “ Tema: La escuela. La escuela es un lugar que odio. No me gusta la tarea ni que me reprueben porque en casa se enojan conmigo y tantas otras cosas. Como muchos saben mi papá es policia, pocos saben que a veces llega ebrio y nos pega a mi mamá y a mí. Al principio venía a la escuela aliviado de no estar en casa y verlo. Pronto comenzaron a agredirme también en la escuela. Gordo, Gordo trolo. Alguna patada en el culo, escupitajos y esas cosas. Por eso no me gusta la escuela. La señorita siempre se hizo la distraída y la única vez que le conté lo que me pasaba me dijo: no sea alcahuete y arregle sus problemas como hombrecito que es.” Perdón que llore, sigo:

Alcantarilla

Estaba sentado plácidamente en el sillón, leyendo mi novela. De pronto la mirada se desvió, merced de una sombra pequeña y furtiva que fue a esconderse desaforada tras el aparador. Fui al baño a buscar el secador de pisos. Pronto llegaría mi esposa con su voz empecinada; procedí sin demoras. Le hice frente. Aún estaba ahí, no tenía escapatoria. Nos observamos con hondura. No quisiera utilizar la palabra desdoblar pero... se abrió la puerta de calle. Por debajo de las piernas de aquella mujer inicié la huida. Corrí versátil entre luces y automóviles. Sensaciones novedosas me hicieron notar que estaba actuando más cerca del instinto que de la razón. En la esquina, un vehemente gato asomó desde el recodo de la noche. Me zambullí por la boca tormenta de la alcantarilla, esa misma en la que sigo atascado.