Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2021

Corazón

       Comencé a tirar de la cuerda, que se tensó rápidamente. Del otro lado algo ofrecía cierta resistencia. Al principio fue curiosidad, luego obstinación por saber que tenía aferrado más allá. De a ratos la tensión se incrementaba y entonces debía utilizar todas mis fuerzas. Daba la sensación que aquello, fuese lo que fuese, resistía adhiriéndose con ventosas o quién sabe. Pensaba muchas posibilidades mientras seguía jalando con ambas manos. No puedo precisar cuanto tiempo hace que estoy inmerso en este accionar, pero el sol ya ha recorrido un amplio trecho. Ahora puedo oír un extraño sonido que parece vibrar por el encordado y trepida entre mis manos. Mientras fulgura el pronto ocaso alcanzo a ver el final de la cuerda y justo ahí, enganchada, una sombra pequeña que tiende a agitarse. Con no poco temor la atraigo hacia mí. Al acercarme lo suficiente no puedo creer lo que observo: es ese tonto corazón bicuspide que arrojé el otro día hacia los confines del horizonte. Lo reconozco po

Truco

  Mientras saboreo una gaseosa, ingresa el forastero. Se acoda a la barra y pide ginebra. El Chino Villa lo observa moroso sentado desde una mesa fondera. No tardan en cruzarse las miradas, tal vez producto de un chistido previo que nadie oyó. No se percibe rencor en el Chino Villa ni miedo en el forastero. Si que hay una deuda impaga; dinero o algún favor no correspondido. El forastero termina la ginebra y con parsimonia se acerca a la mesa del Chino Villa. Éste desliza la mano y por lo bajo relucen cuarenta cartas españolas. Se ubican frente a frente en silencio. Un envido rompe el mutismo seguido de un real envido enjundioso. Se me hincha la panza cuando veo, además, que anotan con ávidos porotos a la vieja usanza. Hay quien susurra que estamos presenciando una partida pendiente hacía mucho tiempo. Los gestos se entrecruzan con tensión creciente. Se nota que se conocen bien. Entre grito y grito se van amontonando más porotos. Los quiero y no quiero se multiplican acaloradamente.

Hormiga Negra

      Corro  por la mitad del otoño. El viento acerado que golpea la hojarasca logra atemorizarme. Regreso al agujero buscando refugio en el calor oblicuo de la hormiga reina. Copulamos sin licencias, luego me asesina, como siempre.